Las estrellas que fueron traídas con bombos y platillos para ser los líderes, los que debían marcar la diferencia, estaban perdidos en el campo.
Cristian Erbes, un nombre que durante años fue sinónimo de esfuerzo y dedicación en Boca Juniors, ha dejado mucho que desear desde su llegada a su nuevo club.
El argentino, aclamado por su capacidad para recuperar balones y distribuir el juego, ha sido una sombra de lo que alguna vez fue. Con un promedio de rendimiento de apenas 5.3 en los partidos que ha disputado, muchos ya comienzan a preguntarse si realmente era la solución que el equipo necesitaba para el mediocampo.
Sus actuaciones han sido tibias, sin la garra que lo caracterizaba en el pasado, y el peso de las críticas comienza a aumentar.Por otro lado, Andrés Ricaurte, el volante colombiano que llegó a Emelec como campeón nacional en su país y portador de la legendaria camiseta número 10, ha vivido una situación aún más complicada. La responsabilidad de portar el dorsal que dejó vacante Joao Rojas, un ídolo en el club, parece haberle quedado demasiado grande.
En redes sociales, los hinchas no han tenido piedad, comparando constantemente su desempeño con el del anterior dueño de la camiseta, y señalando que Ricaurte no ha logrado ni siquiera acercarse al nivel de juego que se espera de un "10" en Emelec.
Ambos jugadores, llamados a ser piezas clave en sus respectivos equipos, enfrentan el mismo reto: demostrar que no llegaron para ser meras promesas incumplidas. La temporada aún no termina, pero la paciencia de la afición y los directivos parece agotarse rápidamente.
¿Podrán revertir esta situación o quedarán en el olvido como tantas otras contrataciones fallidas?
